domingo, 3 de junio de 2012

EXÁMENES

Ya el título lo dice todo. Exámenes. ¡Exámenes! ¡¡EXÁMENES!!
Mientras intento que no cunda el pánico con los que, si todo sale bien, serán mis últimos exámenes de la carrera, me quiero tomar un respiro y disertar sobre la crueldad del examen en sí. 
Hace casi un mes que no escribo "na de ná" en el blog, no hay nada que me interese, nada digno de contar, nada que me haya llamado la atención, ni nada que me haya sucedido, porque al fin y al cabo... llevo un mes metida en casa pensando en este momento (que no estudiando), ajena al mundo exterior, encajada sin salir en la burbuja en que se ha convertido mi cuarto. 
Así cómo se puede hablar de nada salvo de la definición de Cooperación al Desarrollo o de las últimas teorías en materia de exclusión social. 

Bueno gente, cuando llevéis más de dos días sin pisar la calle y con ganas de retar a una guerra de ruidos infernales al vecino cabrón que celebra la comunión-maratón de su hija debajo de tu ventana (desde las 13.00 de la tarde hasta la 1.00 de la madrugada) y te obligó a estudiar en la cocina con el zumbido de la nevera por compañía (y diréis ¿por qué no una biblioteca? Pero nooo, no sé estudiar en esos sitios); cuando tengas ganas de asesinar a las vecinas toca-ovarios que se levantan con el primer rayo de sol a jugar al páddel (también debajo de mi ventana); o cuando rete aún más tu paciencia la decimoctava sinfonía de Beethoven a todo volumen que algún alma descarriada puso a la la comunidad para que la escuchara... Entonces, sólo cuando te creas vivir en Mirador de Montepinar y estés echando de menos al Rancio para que ponga orden en este jaleo (la que se avecina)... sólo entonces sabrás lo que es estar de exámenes.

Mierda, ahora es cuando empiezan las obras. 

¿Por qué no se puede estudiar a gusto? Así van luego los exámenes.


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