miércoles, 5 de marzo de 2014

Adiós Madrid. Hola Nottingham

Gracias. Gracias a todas y a todos los que me habéis hecho volar esta última semana en Madrid. Sin vosotros y las eternas despedidas me hubiera quedado en casa, esos mis últimos días, encerrada con mi maleta desbordada, devanándome los sesos y temblando de histeria ante la indeterminación de mi futuro más próximo.
 
No sé que será de mí ahora que me voy sin billete de vuelta. Sólo puedo decir que en mi interior se debate a dentelladas el pánico más absurdo y la ilusión más infantil. Llevo tanto tiempo queriendo exiliarme, que ahora que ha llegado el momento no lo vivo como propio, y las despedidas me parecen ajenas y falsas, como si el avión se negara a despegar, como si en una semana estuviera de vuelta. La gente te sorprende en los momentos más insospechados, y aquellos que veo a menudo, mis compañeros de aventuras, son los que más difícil me han hecho el marcharme.
 
Chicos que sepáis que me voy, pero que os venís conmigo. Sé, incluso antes de llegar a este país tan gris, que lo más duro será estar lejos de vosotros: no el idioma ni encontrar un trabajo, sino vuestra ausencia día a día, el volver a empezar sin teneros a mi lado. ¿Dónde voy a encontrar amigos como vosotros? Es imposible sustituiros.
 
Supongo que esta reflexión es la angustia típica de todo comienzo, pero de verdad que me hubiera encantado meteros a muchos en la maleta, aunque hubiera tenido que pagar sobrepeso. Ahora sólo me queda invitaros a Nottingham (una vez me establezca), con sus tiendas súper cool de ropa de segunda mano, gimnasios baratos, Robin Hood y muchos ingleses por todas partes. ¿A qué promete? Aquí os espero. No me olvidéis.


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