viernes, 12 de octubre de 2012

12 de Octubre. Nada que celebrar

Feliz día de la Hispanidad, o feliz día del genocidio contra los indígenas americanos. 
A pesar del orgullo patrio que nos meten por los ojos cada doce de octubre al encender la televisión, pocas veces se recuerda el origen de esta fecha tan señalada. 

El contacto entre España y América que hoy celebramos está teñido de sangre y de aspiraciones materiales y de poder: no hay un ideal civilizatorio en las campañas de Hernán Cortés, ni en las masacres sistemáticas que se perpetraban. De acuerdo a los testimonios de Bartolomé de las Casas, los indios eran considerados siervos por la corona, un rango inferior al de persona, lo que justificaba toda atrocidad cometida contra ellos. A pesar de las denuncias de los frailes dominicos a la Iglesia y al rey, durante años se permitió esta barbarie que acabó con "65 millones de indígenas muertos, víctimas de la invasión y violencia de los colonizadores".

Este es el legado que hoy celebramos y ensalzamos, demostrando la poca memoria histórica que nos enseñan. Hoy es el día que conmemora la ocupación por la fuerza de un pueblo, la imposición de una cultura, de una religión, de un idioma... el robo y saqueo de sus tierras, la violación de sus mujeres, las matanzas indiscriminadas, el convertir a los habitantes en ciudadanos de segunda en su propia tierra, prohibir sus cultos, declararles descubiertos (como si ellos necesitaran de nuestro reconocimiento para tener el derecho de existir)... Día de la Hispanidad... ¿así es cómo pretenden que nos sintamos orgullosos de ser españoles? Podríamos haber elegido cualquier otra fecha con más acierto, que el recuerdo de ríos de sangre en un continente que no nos pertenece. 


martes, 9 de octubre de 2012

Típica Italia


Si no tienes en cuenta el precio de la gasolina, Italia es lo que promete: una tierra clásica, cargada de tópicos y platos típicos, de iglesias y calzadas romanas, de italianos alegres y pasionales, de sabios esculpidos… una tierra para recorrer con calma, en un coche o en una vespa, para encajarse en las calles pequeñitas de sus bellas ciudades o atravesar sus viñedos mientras cae la tarde.
Verona

Mi viaje ha sido corto y limitado, comparado con las miles de opciones que te regala el país, sólo un par de ciudades y varios pueblecitos pintorescos: Verona, Venezia, Borghetto, Lemone, Malcesine… la pronunciación de sus nombres se degusta con calma en la boca antes de emitir sonido alguno, como si diera pereza soltarlos. Italia enamora por sus ciudades, por su comida, pero también por su idioma, tan delicado y sonoro, tan expresivo que encandila y atrapa.
Borghetto

La mejor manera de conocer estos lugares es perderse sin rumbo fijo por la calles mientras degustas un helado artesanal de amaretto y chocolate, con una cámara de fotos para inmortalizar cada esquina, bella y herrumbrosa, porque sí, Italia es vieja, tan vieja que a veces se hunde, como la Piaza San Marco de Venezia. 

Piaza San Marco

Quizá sea esa decadencia lo que convierte a Italia en un ideal romántico, con sus candados de enamorados en cualquier resquicio, con el hogar de la Julieta de Shakespeare y su Romeo, con los canales oscuros de Venecia que levantan la bruma en la mañana, con el secreto de sus máscaras y el erotismo de un rostro sin nombre, con esa lengua cadenciosa y dulce, arma de seducción.
Venecia
Para vivirla, siéntete orgulloso de ser extranjero en Italia, déjala que te sorprenda poco a poco, degústala en todas sus formas, paséala con calma, súbete a una góndola, repite todos los tópicos típicos y escucha su lengua, su idioma candente. Entonces bajo el anonimato de tu máscara de turista, Italia te habrá seducido.