miércoles, 20 de junio de 2012

Me gusta ver a la presentadora de las noticias...

MICRORRELATO. LA CEGUERA
Me gusta ver a la presentadora de las noticias leyendo fijamente el autocue. Va engullendo las palabras con el ritmo melodioso de la indiferencia aprendida: un silencio y a otra cosa. Suave pero segura. Hoy lleva un peinado nuevo. Una blusa roja. Un titular se escurre por la esquina inferior de la pantalla. Admiro la sutileza del maquillaje en su rostro; la cadencia de su voz. Brusca, la música impertinente de final de programa me despierta. ¿A quién le importa la reforma laboral? Es sólo el recuerdo de un suspiro en sus labios. Apago la televisión y me monto en el atasco para ir a la oficina.

Nuevo día. Ya no quiero ver a la presentadora de las noticias leyendo el autocue. Ya no resuenan sus palabras a discurso estudiado. Ya no hay más atascos para mí. Ya no llegaré tarde. Aturdido, salgo de casa y me encamino a la fila del paro.

2º premio Concurso Literario 2012
Escuela Universitaria Trabajo Social UCM

jueves, 14 de junio de 2012

Love me or leave me

Nina Simone ya lo cantaba (con su voz negra y sus ritmos de blues): love me or leave me, "ámame o déjame"; y añadía junto al suspiro del piano: "o déjame estar sola". Solos, así es como estamos todos (o casi todos), y es cierto que muchas veces así lo queremos, sentirnos acunados por el vacío y la independencia, soberanos de nuestra propia realidad, escritores de nuestro propio destino. 

Pero todo blues tiene su moraleja, la melancolía de un amor imposible que nos desbarata la existencia. Por muy solos y fuertes que nos sintamos en el mundo individualista que hemos construido, donde las relaciones sólo sirven para deshacernos la cama, de vez en cuando se nos desborda un poquito del amor almacenado (a la espera de un final plastificado de película). Entonces nos ponemos enfermos. Locos de celos por alguien que aún está pensando en arrugarte las sábanas, sin caer en que el amor es posible y que aún no se ha extinguido. Y tú quieres hacerle entrar en razón. Gritarle para que te mire y descubra que la noche no es el único momento para los besos. Obligarle a que te recoja, una vez te has derramado, y a que se desborde contigo, ahogando en el camino las citas cortas y las mañanas vacías.

Lo que nos enseña Nina Simone, o lo que yo quiero que me enseñe, es a reivindicar tu amor sin esconderte, a superar el escepticismo sentimental, y a mostrarte tenaz con lo que es tuyo. Por eso ruega en la canción que no juegues conmigo, que me ames o me dejes, o déjame estar sola. Sola y digna. "Prefiero estar sola que feliz con otra persona".

[...] Quiero tu amor y no lo quiero prestado. Tenerlo hoy para devolverlo mañana
Tu amor es para mí. Mi amor es para ti. No hay amor que valga para nadie más [...]

Eso es lo que quiero. Tu amor. Pero no sólo por una noche.


domingo, 3 de junio de 2012

EXÁMENES

Ya el título lo dice todo. Exámenes. ¡Exámenes! ¡¡EXÁMENES!!
Mientras intento que no cunda el pánico con los que, si todo sale bien, serán mis últimos exámenes de la carrera, me quiero tomar un respiro y disertar sobre la crueldad del examen en sí. 
Hace casi un mes que no escribo "na de ná" en el blog, no hay nada que me interese, nada digno de contar, nada que me haya llamado la atención, ni nada que me haya sucedido, porque al fin y al cabo... llevo un mes metida en casa pensando en este momento (que no estudiando), ajena al mundo exterior, encajada sin salir en la burbuja en que se ha convertido mi cuarto. 
Así cómo se puede hablar de nada salvo de la definición de Cooperación al Desarrollo o de las últimas teorías en materia de exclusión social. 

Bueno gente, cuando llevéis más de dos días sin pisar la calle y con ganas de retar a una guerra de ruidos infernales al vecino cabrón que celebra la comunión-maratón de su hija debajo de tu ventana (desde las 13.00 de la tarde hasta la 1.00 de la madrugada) y te obligó a estudiar en la cocina con el zumbido de la nevera por compañía (y diréis ¿por qué no una biblioteca? Pero nooo, no sé estudiar en esos sitios); cuando tengas ganas de asesinar a las vecinas toca-ovarios que se levantan con el primer rayo de sol a jugar al páddel (también debajo de mi ventana); o cuando rete aún más tu paciencia la decimoctava sinfonía de Beethoven a todo volumen que algún alma descarriada puso a la la comunidad para que la escuchara... Entonces, sólo cuando te creas vivir en Mirador de Montepinar y estés echando de menos al Rancio para que ponga orden en este jaleo (la que se avecina)... sólo entonces sabrás lo que es estar de exámenes.

Mierda, ahora es cuando empiezan las obras. 

¿Por qué no se puede estudiar a gusto? Así van luego los exámenes.