lunes, 7 de mayo de 2012

Incertidumbre cinematográfica


Con la incertidumbre final de la película nos despedimos. 

El cine, ese ocio de antes, ocio para enamorados. La oscuridad de la sala inhibe los miedos mientras se acrecienta el temor de la película. La protagonista va entrando donde no debe, abriendo la puerta al susto, con el alma en vilo como esos pobres del fondo de la sala que no saben si tocarse o repelerse, asustados del placer del roce de sus manos.

No son nuevos ya. Se conocen en la paciencia de los años, en los errores y en la distancia. Llevan el regusto del fantasma del pasado, pero aprenden a olvidarlo en cada encuentro, a reinventarlo. Atrapados en la rutina de la cama, hoy se han atrevido a dar el salto, y aquí están, supurando pánico en la oscuridad del cine, cual pez fuera del agua aleteando. Reminiscencias del pasado y un poquito de embriaguez. Los fotogramas van pasando y se sienten más seguros, inconscientes del mañana.

Pero la película acaba, oscura y ambigua, con el niño muerto y el final alternativo. Ahora sólo les queda salir de su cruel incertidumbre y dibujar poco a poco su respuesta.

PD. Un placer haber compartido contigo esta experiencia. 


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