El desplome del Estado español actual es como un dominó; cuando se cae la ficha de la economía, se precipitan el resto de las bases aparentemente inmóviles y eternas, y cuanto más discutimos en como solucionarlo, más rápido llega nuestra propia y total caída. La pregunta es:
¿Quién ha intentado poner resistencia a este desplome inminente?
¡Y no digamos que la absoluta culpabilidad es del sistema económico capitalista!
La respuesta correcta es el orgullo de una nación y el juego de la política actual española. Su actividad fundamental es el defender el bienestar y el espíritu español dentro de nuestras fronteras. Tristemente, esta actividad se ha transformado en el arte del engaño y la distracción, dejándonos ver riñas y debates que no llegan a ninguna parte y dando la imagen de una pelea entre perros y gatos. ¿Cuándo se darán cuenta que los arañazos y las palabras no son compatibles?
Españoles y españolas, démonos cuenta de la realidad y no nos dejemos engañar por el pausado progreso que nos ofrece el animal político de hoy en día.
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