Luarca me quema por dentro. Me despide oscura y lluviosa, al contraste con los días de sol y fiesta, como si de alguna extraña manera fuera consciente de mi partida y mi duelo.
Luarca me cala el corazón y me lo arrasa y lo trastoca, y me empuja mar adentro y me confunde y me ahoga y me abrasa en su locura.
Y cuando me voy me siento más sola y más vacía, supurando recuerdos, con el corazón seco y los ojos cálidos, húmedos de tu ausencia. Yo te lloro Luarca, porque cuando no te tengo sólo puedo pensarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario