sábado, 10 de agosto de 2013

Catástrofes

Instantáneo. Repentino. Sin previo aviso. El primer segundo sin ti, cuando te escurres entre mis manos histéricas, un primer segundo de tantos otros eternos, un segundo que coincide con el aniversario de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. 

Ya no estás. La habitación ha quedado en calma. No se oye el estertor, ni los gritos, ni a los médicos. Sólo el lamento ahogado de ella en una esquina. Por un segundo me siento vacía, liberada, ya no hay shock, ya no hay ruido, ya no estás. Luego viene la explosión que todo lo arrasa, el hongo tóxico de pánico miedo y dolor. Ya no queda nada, estoy sola y tú te has ido. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario