miércoles, 29 de agosto de 2012

Asesino de ilusiones


La ilusión, ese éxtasis anticipado, pan de cada día, que te alimenta la existencia mientras pasan las horas eternas de rutina. Puede ser la expectativa de un viaje, el delirio de un nuevo amor, las vacaciones de agosto, o la reunión de unos amigos… cualquier plan, por pequeño que sea, que te desbarata un poquito el devenir programado, que haga que se alarguen lo segundos en horas a la espera del momento señalado.

Me gusta alimentarme de ilusiones, vestir las horas muertas de sueños por llegar, sentirme una niña el día de los Reyes Magos. En cambio, ahora puedo notar la ausencia de la brisa salada en mi piel, la sequedad de unas olas sin espuma, el aroma inexistente del prado, el silencio de la gaviota, la boca seca carente de sidra… y de tus besos. Se me están cayendo a pedazos las ilusiones que me creaste (esos viajes, ese amor saturado), y otras de tantas que no cumpliste. Eso es lo que me has quitado, la ilusión misma, el derecho a esa ilusión que nos mantiene vivos, y que ahora me parece sólo una utopía absurda. Te has marchado antes del estreno, con la promesa de un tráiler sin película, dejándome tirada con la expectación de un niño impaciente por que se abra el telón, inconsciente de que detrás sólo está la nada. 


Aquí estoy, sentada en silencio, pensándote a gritos. Por muy alto que grite mi angustia, por mucho que se desgañiten mis celos, tú sigues impávido, ajeno a todo menos a ti mismo. Te mueves por la vida al son de tus impulsos más primarios, atento al capricho efímero de tu retina. Te asomas al mundo a través del objetivo de tu cámara, a una distancia prudente de la realidad palpable, lo suficiente para no verte salpicado de emociones. Para ti la vida es tomar muestras, retocando una realidad que no existe, construyendo un espacio fotográfico falto de intimidades y de la imperfección por defecto.

No entiendes que no puedes retocar a las personas de la misma manera que a las imágenes que les representan. No sabes disfrutar de lo real pues prefieres vivir de la perfección de lo inventado. No conoces la verdadera belleza natural del caos, pues te afanas en construir la irreal perfección. Huyes de la empatía y vives para ti mismo, ajeno al devenir que captan tus imágenes. Frío, distante, manido en el amor, para ti todo es un juego que pronto te aburre, sin entender que es la ilusión de otra persona la que verdaderamente está en juego junto a esos sentimiento que tu objetivo no puede o no sabe captar.

Recuerda que siempre será mejor vivir una puesta de sol que ver cada día su fotografía.

1 comentario:

  1. waoo!a veces mirando a través de la ventana..nos perdemos vivir lindos amaneceres.Pero siempre volvemos a ver la salida del sol y a sentir el calor de sus rayos incendiándonos la piel y reviviéndonos el alma.
    Un abrazo desde Cadiz.

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