jueves, 6 de febrero de 2014

Promesas que no valen nada

Apunta a mi corazón y dispara. Es más certero y más humano que jugar con la ilusión. 
Me siento rota y sin cabeza, como una muñeca olvidada que tropieza siempre con los mismos hombres bipolares de hoy te quiero y mañana no. Yo no pedía castillos ni princesas, ni siquiera bombones belgas por San Valentín. Tú quisiste un viaje, una cena en un restaurante caro, vino, noches enteras abrazado a mi piel suave, besos a cada segundo del día, menos sexo y más hacer el amor. Yo te dije que sí a todo, feliz de los viajes y el amor principiante, sin etiquetas ni ataduras, sólo dos locos dementes que quieren conocerse y devorarse a cada rato, en cualquier lugar del mundo en el que puedan encontrarse. Ayer te di todo lo que queríamos, tirándome al vacío ciega de emoción. Hoy tú me pides espacio y freno, y mi paracaídas no se abre. Ya ni los que se abstienen de relaciones serias están a salvo de sufrir por desamor. 
Déjame aplastada contra la realidad. Ya no sé qué quieres, qué quieren, cómo funciona el mundo. Nada es lo que parece, eso es lo único que sigue vigente. 

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