miércoles, 1 de enero de 2014

2014

De luto despedimos este 2013, un año menos en la fugacidad que es la vida. Guardemos silencio por esos derechos sociales que nos están robando, por mi abuela que se ha ido, por los errores irreparables, por los sueños no cumplidos, por mi coche destrozado… Ni siquiera Mandela ha podido sobrevivir a esta barbarie. 

El mundo se desmorona en este final de año, sumiendo en el olvido todo lo bueno. Cómo puedo olvidarme de los dos meses de aventura en Sudáfrica, de mi título universitario conseguido, de los fantásticos amigos que me acompañan… Pero en este año de locura y pasión, la pena ha ganado la partida en una sensación ambigua de amor y desenfreno. Doce uvas y se nos marcha el año, como tú que te has ido, y nosotros en familia nos quedamos brindando impotentes, atragantados y emotivos por tu ausencia.  


Pero con el 2014 hay que dejar atrás la mala suerte y preparar los propósitos de Año Nuevo para no perder ni un segundo, pues parece que me van a faltar días (y Euros):

De entrada quiero volver a soñar con viajes y futuros de aventura, y atreverme a hacerlo realidad. Un paseo por Atenas o Estambul con mis alumnos griegos, o beber ron en una playa desierta entre México y ninguna parte uniéndome a la aventura de los “locos españoles”; conocer la vida universitaria de las pelis americanas de la mano de mi hermana en Carolina del Norte, o volver a experimentar Sudáfrica y sus contrastes dejándome caer al vacío y que esa sensación de adrenalina no acabe nunca, espídica hasta dentro de un año.
Quiero exiliarme una temporada en un país de habla inglesa, vivir sola, desconectar, poner tiempo y kilómetros entre los amores prohibidos, empezar de cero, encontrar trabajo de lo mío, volver a España y una fiesta sorpresa, y cambiar de profesión por probar cosas nuevas.  
También deseo querer y que me quieran, y llevarme a mis grandes amigos en la maleta, allá por todo el mundo, para aunque esté bien lejos sentirlos muy cerca. 
Quiero que mis padres se comprendan y se hagan compañía, que sepan vivir juntos ahora que mi hermana y yo nos vamos, y poder reencontrarme con ella en algún lugar de este ancho mundo. 

Como deseo para este nuestro país, un poco más de rebelión y sensatez, de defensa de las causas justas, por muy  imposibles que parezcan; menos conformidad, menos transigir y más acción, para poder llegar al 2015 orgullosos y dignos, vivos, y sin la presión al follar, no sea que se rompa el condón y la liemos parda con la reforma de Gallardón. 

Para acabar, sólo desear a todo el mundo un 2014 lleno de risas y lágrimas, emociones fuertes que nos hagan vibrar y sentir que estamos vivos. Y que el dios sudafricano, Mandela, o Madiba para los amigos, nos sirva de ejemplo para comenzar el Año Nuevo un poco más humildes y sencillos, con ganas de renovarnos, de querernos y de aceptarnos unos a otros, sonriendo un poco más y gastando un poco menos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario