lunes, 28 de marzo de 2011

Complutense y Religión

22/03/2011
Una semana después y más de lo mismo. Parece que los medios han aguardado el momento justo para lanzar la ofensiva, en medio de un ambiente preelectoral y pidiendo, ya de paso, la cabeza del rector. Al día siguiente del suceso nadie sabe nada, pero ahora el tema está en boca de todos. Yo me sumo a ellos, enardecida por un artículo de opinión que alega, defendiendo la libertad de expresión, el miedo que la Iglesia tiene a la mujer; y también me sumo cansada ya de tanta perspectiva conservadora que con el miedo en el cuerpo se ha lanzado a la reconquista de la dignidad perdida colapsando sus medios y monopolizando la red con sus artículos repetitivos.

A los dos días del “asalto” a la capilla del Campus de Somosaguas de la Universidad Complutense, la única información disponible era la visión condicionada de una Iglesia ofendida y una opinión pública, pero devota, cabreada. Y no es que la información que, semana después, ya puebla los medios más izquierdistas sea más verídica o tenga un poco más de razón o sentido, sino que, como estudiante del Campus de Somosaguas, más concretamente del lugar de origen de la revuelta, y con más motivo, estudiante de una universidad pública, no entiendo la permanencia en dicho lugar de una empresa arcaica que siempre se ha empeñado en esconder a la mujer y sus derechos, y ahora además negar (a los que se adhieran a ella) la posibilidad de elegir libremente tu sexualidad.

¿Qué sentido tiene quitar los crucifijos pero dejar las instituciones? Prefiero mil veces el símbolo a la opresión.

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